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Heidegger: la pregunta per la cosa (text ampliat)/es

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«Se cuenta de Tales, que mientras se ocupaba de la bóveda celeste y miraba hacia arriba, cayó en un pozo. A raíz de eso, una ingeniosa y bonita criada de Tracia se burló de él, y dijo que pretendía apasionadamente llegar a conocer las cosas del cielo. mientras se le ocultaba aquello que tenia ante sus pres y sus narices.» Platón agrega al relato de esta historia la frase: «La misma burla se aplica a todos los que se ocupan con la filosofía». De ese modo, tendríamos que caracterizar la pregunta «Qué es una cosa?», como una pregunta de la cual las criadas se ríen Y una criada también debe tener de qué reírse. Sin notarlo, homos llegado, por la caracterización de la pregunta por la cosa, a una indicación sobre la índole de la filosofía que plantea aquella pregunta. La filosofía es aquel pensar con el cual esencialmente no se puede hacer nada. y del cual las criadas necesariamente se ríen. Esta determinación del concepto de la filosofía no es una mera broma, sino que invita a reflexionar. Hacemos bien en acordarnos, ocasionalmente. de que tal vez en nuestra marcha podemos caer alguna vez en un pozo, en el que tardaremos en encontrar el fondo. Todavía nos queda por decir ahora por qué hablamos de las preguntas fundamentales de la metafísica. Esta palabra «Metafísica» indica aquí solamente que las preguntas que se tratan están en el núcleo y en el centro de la filosofía. Con «metafisica», no estamos aludiendo a una disciplina especial dentro de la filosofía, a diferencia de la Lógica o de la Ética. En la filosofía no hay disciplinas. porque ella misma no es una disciplina. No es una disciplina, porque aunque el aprendizaje escolar es en ciertos limites imprescindible, nunca es esencial, sobre todo porque en la filosofía cualquier cosa semejante a una división del trabajo se vuelve en seguida sin sentido. Por eso queremos mantener separado de la palabra «metafísica», en lo posible, todo lo que se le adhirió históricamente. Significará para nosotros sólo aquel proceder por el que se corre especial peligro de caer en el pozo. Luego de esta preparación general. podemos ahora caracterizar nuestra pregunta con mas precisión. ¿0ué es una cosa?


2. LAS MÚLTIPLES MANERAS DE HABLAR DE LA COSA


Por de pronto: ¿En qué pensamos cuando decimos «una cosa»? Mentamos un trozo de madera, una piedra; un cuchillo, un reloj: una pelota, una lanza: una tuerca o un alambre; paro también al gran vestíbulo de una estación lo llamamos una «cosa inmensa»; lo mismo a un pino gi¬gante. Hablamos de las múltiples cosas que hay en una pradera estival: de los pastos y hierbas. de las mariposas y los insectos: también llama¬mos cosa aquella cosa en la pared –es decir, el cuadro– y un escultor tiene en su taller varias cosas acabadas e inacabadas. Al contrario, dudamos ya llamar cosa al número 5. No se puede tocar ni oir el número. Del mismo modo no se considera cosa la frase «Hace mal tiempo», y tampoco la palabra aislada «casa». Diferenciamos precisamente la cosa «casa» y la palabra que la nombra. Tampoco consideramos como una cosa una actitud y una disposición que asumimos o abandonamos en una oportunidad cualquiera. Pero si, por ejemplo, en alguna parte se urde una maquinación decimnos sin embargo: «Pasa alguna cosa rara.» Aquí no mentamos ni trozos de madera, ni utensilios ni cosas semejantes. Y si para una decisión hay que «hay que tener en cuenta sobre todo esas cosas», las otras cosas, que se excluyen, no son piedras ni cosas por el estilo, sino otras consideraciones y decisiones. Tampoco cuando opinamos que «las cosas no andan bien». Ahora usamos «cosa» en un sentido más amplio que al comienzo de la enumeración, es decir en el sentido que nuestra palabra alemana («Ding») tenía al principio. «Ding» significa lo mismo que «thing»: causa judicial, tratativa, asunto en general. Lo mismo cuando «pasamos las cosas en limpio», o cuando el dicho dice: «No hay que apurar las cosas». Todo, aun lo que no es madera y piedra, sino tarea y empresa. necesita su tiempo. Y a quien las cosas van bien, es aquel que tiene en orden sus asuntos, planes y trabajos. Ya está claro: comprendemos la palabra «cosa» en dos significados, uno más restringido y otro más amplio. Cosa en el sentido mas restringido es lo tangible, visible. etc., lo presente factico ( Vorhandene). Cosa en sentido más amplio es todo asunto dispuesto de una u otra manera, las cosas que ocurren en el «Mundo», acontecimientos, sucesos. Por úl¬timo. hay todavía un uso de la palabra en el sentido más amplio posible. Este sentido se prefiguró hace ya mucho tiempo y se hizo usual so¬bro todo en la filosofía del siglo XVIII. De acuerdo a él, habla por ejemplo Kant de «cosa en sí», distinguiéndola de «cosa para nosotros», es decir, de la cosa como «fenómeno» Una cosa en sí es aquella quo no nos es accesible por la experiencia como lo son las piedras, las plantas y los animales Toda cosa para nosotros es como cosa también cosa en sí, es decir, es conocida absolutamente en el conocimiento absoluto de Dios. pero no toda cosa en sí es una cosa para nosotros. Una cosa en sí es, por ejemplo, Dios, entendiendo aquí la palabra como la entiende Kant, en el sentido de la teología cristiana. Cuando Kant dice que Dios es una cosa. no quiere decir que Dios sea una gigantesca formación gaseosa, que actúe en alguna parte oculta. «Cosa» significa aquí, según un uso estricto del lenguaje, nada más que «algo» tal como no es nada. La pa¬labra y el concepto «Dios» nos permiten pensar alg,. pero no podemos experimentar a Dios mismo como a esta tiza, sobre la que enunciamos entre nosotros proposiciones, como por ejemplo: «Suelta cae con una determinada velocidad » Dios es una cosa en tanto es en general algo, una X. Así también el número es una cosa lo mismo que la fe y la fidelidad. Del mismo modo es «algo» el signo > <, el «y», el «o....o»

Planteemos ahora otra vez nuestra pregunta: «¿Qué es una cosa?» Se ve en seguida que la pregunta no está en orden porque aquello que es cuestionado, la cosa, varía en su significación; porque justamente lo que se quiere cuestionar debe estar suficientemente determinado en sí para poder ser cuestionado correctamente. «¿Dónde está el perro?» Ni se puede empezar a buscar «el perro». si no sé si es el perro del vecino o el propio. ¿Qué es una cosa? ¿Cosa en qué sentido. restringido. amplio o en el más amplio? Diferenciamos los tres significados aun cuando el modo de delimitación queda todavía indeterminado:

1. Cosa en el sentido de lo objetivamente presente (des Vorhandenen). piedra, trozo de madera. tenaza, reloj. manzana, pedazo de pan: las cosas animadas y las inanimadas, rosa arbusto, haya, pino, lagarto, avispa...

2. Cosa en el sentido de lo antedicho pero además, planes, decisio¬nes, reflexiones, mentalidad, hechos, lo histórico...

3. Todo esto, y además todo lo otro que es un algo cualquiera y no nada.

Los límites en los que fijamos ol significado de la palabra cosa, son siempre arbitraros. Conforme a ellos cambia el ámbito y la dirección de nuestro preguntar. Entender la palabra cosa en su primer significado (más restringido), está más cerca de nuestro uso actual del lenguaje. De acuerdo a éste, cada una de esas cosas (piedra, reloj. manzana. rosa) es siempre algo, pero no todo algo (número 5, la suerte, la valentía) es una cosa. En la pregunta «¿Qué es una cosa?», nos atenemos al primer signifi¬cado. No sólo por cierto para quedarnos en la proximidad del uso lingüístico, sino también porque la pregunta por la cosa, aun cuando se la entienda en sentido amplio y en el más amplio, apunta generalmente a este ámbito más estrecho, y parte de él. Preguntando: «¿Qué es una cosa?» nos referimos ahora a las cosas a nuestro alrededor. Dirigimos nuestra mirada a lo más próximo, a lo asible. Al hacerlo. se ve que hemos aprendido evidentemente algo de la burla de la criada Ella quiere decir que ante todo hay que tener los ojos bien abiertos a lo que nos rodea.