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Hegel: contra el mer empirisme/es

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En cuanto, para el empirismo, lo sensible es y permanece siendo lo dado, resulta una doctrina de negación de la libertad, pues la libertad consiste precisamente en que no reconozca nada absolutamente otro frente a mí, sino que dependa de un contenido que soy yo mismo. Además, desde este punto de vista la razón y la ausencia de razón son solamente algo subjetivo, es decir, que tenemos que aceptar lo dado tal como es, y carecemos del derecho a preguntarnos si es racional o hasta qué punto lo es. (Enciclopedia, § 38. adición: Werke, t. VI, p. 83.

EI saber nacido de la experiencia y los razonamientos basados en él son lo contrario del saber nacido del concepto, del saber especulativo; y este antagonismo se agudiza, a veces, de tal modo, que el saber basado en conceptos se avergüenza del que nace de la experiencia... Pero es necesario, para la idea, que se desarrolle la particularidad del contenido... Conocer esta existencia, el mundo tal y como es, el universo sensible, con su despliegue de fenómenos accesibles a los sentidos, es uno de los lados de la cosa... Y hay que reconocer a la época moderna el mérito de haber fomentado y producido este conocimiento. El empirismo no consiste simplemente en observar, escuchar, sentir, percibir lo concreto, sino que estriba, esencialmente, en descubrir géneros, lo general, en descubrir leyes. Y, al proceder así se encuentra con el terreno del concepto, prepara la materia empírica para éste, que el concepto se encarga luego de recibir y aderezar... Sin el desarrollo específico de las ciencias de la experiencia, jamás la filosofía habría ido más allá de lo que había ido entre los antiguos... No debemos perder de vista que la filosofía, sin esta marcha de las cosas, no habría llegado a existir; el espíritu consiste, esencialmente, en la elaboración de lo otro. (Werke, t. XV. p. 282 s.)

Las ciencias empíricas traen consigo el estímulo de vencer la forma por la que la riqueza de su contenido se ofrece como algo no más que inmediato y encontrado, como multiplicidad confusa y contingente y de elevar este contenido a necesidad; este estímulo arranca el pensamiento de su generalidad y de su suficiencia y lo lleva a desarrollarse.» (Enciclopedia, § 12; Werke, t. VI, p. 18.)

En la sensación existe toda la razón, toda la materia del espíritu... Pero el desarrollo del espíritu partiendo de la sensación suele entenderse como si la inteligencia. en un principio, apareciese absolutamente vacía y recibiese, por tanto, todo su contenido de fuera, como aIgo totalmente ajeno a ella. Esto es un error, pues lo que la inteligencia parece recibir de fuera no es, en realidad, otra cosa que lo racional y, por consiguiente, lo idéntico al espíritu e inmanente a él. Por tanto, la actividad del espíritu no tiene otro fin que el de refutar, mediante la superación del aparente [!] ser exterior a sí mismo, la apariencia [!] de que el objeto es exterior al espíritu) (Enciclopedia, S 447, adición, Werke, t. VII, p.311.