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Feuerbach: la reducció de la teologia a antropologia/es

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El secreto de la teología es la antropología, pero el secreto de la filosofía especulativa es la teología -la teología especulativa-, que se distingue de la teología común en que traspone a lo aquende la esencia divina, es decir, actualiza, determina y realiza la esencia divina, que ésta, por miedo a la incomprensión, transfiere a la esencia divina distanciada en lo allende. [...]

El método de la crítica reformadora de la filosofía especulativa en general no se distingue del método empleado en la filosofía de la religión. Basta con convertir el predicado en sujeto y a éste, en tanto que sujeto, en objeto y principio -es decir, sólo debemos invertir la filosofía especulativa, para obtener la verdad desvelada, pura y desnuda. [...]

La lógica hegeliana es la teología vertida a la razón y al presente, la teología hecha lógica. Así como el ser divino de la teología es el conjunto ideal o abstracto de todas las realidades, es decir, de todas las determinaciones y finitudes, así también la lógica. Todo lo terrenal se encuentra de nuevo en el cielo de la teología; así también todo lo que es en la naturaleza se encuentra de nuevo en el cielo de la lógica divina: cualidad, cantidad, medida, esencia, quimismo, mecanismo, organismo. En la teología todo lo tenemos por partida doble, una abstracta, la otra concreta; todo es doble en la filosofía hegeliana:como objeto de la lógica y luego, una vez más, como objeto de la filosofía de la naturaleza y del espíritu.

La esencia de la teología es la esencia trascendente del hombre, puesta fuera del hombre; la esencia de la lógica de Hegel es el pensar trascendente, el pensar del hombre puesto fuera del hombre.

De la misma manera que la teología escinde y aliena al hombre, para reidentificar después con él la esencia alienada, así también Hegel multiplica y disgrega la esencia simple de la naturaleza y del hombre, idéntica consigo misma, para mediatizar después por la violencia lo que con violencia ha sido separado.

La metafísica o lógica sólo es una ciencia real, inmanente, cuando no se separa del llamado espíritu subjetivo. La metafísica es la psicología esotérica. ¡Qué arbitrariedad, qué barbaridad considerar la cualidad para sí, la sensación para sí, escindiéndolas en ciencias especiales, como si la cualidad fuese algo sin la sensación, y la sensación algo sin la cualidad! [...]

Abstraer significa poner la esencia de la naturaleza fuera de la naturaleza, la esencia del hombre fuera del hombre, la esencia del pensamiento fuera del acto de pensar. La filosofía hegeliana ha alienado al hombre de sí mismo en la medida en que todo su sistema se basa sobre estos actos de abstracción. Ella identifica de nuevo, ciertamente, lo que separa, mas sólo de una manera a su vez separable, mediata. La filosofía [hegeliana] carece de unidad inmediata, de certeza inmediata, de verdad inmediata.[...]

La filosofía que infiere lo finito de lo infinito, lo determinado de lo indeterminado nunca llega a una verdadera posición de lo finito y lo determinado. Lo finito se infiere de lo infinito, es decir: lo infinito, lo indeterminado es determinado;se admite que lo infinito sin determinación, es decir, sin finitud es nada; se pone lo finito como la realidad de lo infinito. Mas el negativo no-ser de lo absoluto sigue subyacente y la finitud puesta siempre será, por consiguiente, nuevamente suprimida. Lo finito es la negación de lo infinito, y a su vez lo infinito la negación de lo finito. La filosofía de lo absoluto es una contradicción.[...]

La tarea de la verdadera filosofía no consiste en reconocer lo infinito como lo finito, sino en reconocer lo finito como lo no finito, como lo infinito; en otras palabras, en no poner lo finito en lo infinito, sino lo infinito en lo finito.

El comienzo de la filosofía no es Dios, ni lo absoluto ni el ser como predicado de lo absoluto o de la idea -el comienzo de la filosofía es lo finito, lo determinado, lo real. Lo infinito no puede pensarse de ningún modo sin lo finito. ¿Se puede pensar la cualidad, definirla, sin pensar en una cualidad determinada? Por consiguiente, lo primero no es lo indeterminado, sino lo determinado, pues la cualidad determinada no es otra cosa que la cualidad real; a la cualidad pensada precede la cualidad real.[...]

El ser con el que comienza la filosofía no puede ser separado de la conciencia ni la conciencia del ser. Así como la realidad de la sensación es la cualidad, e inversamente la sensación es la realidad de la cualidad así también el ser es la realidad de la conciencia, pero del mismo modo inversamente la conciencia es la realidad del ser -sólo la conciencia en el ser real. Únicamente la conciencia es la unidad real del espíritu y de la naturaleza. [...]

Espacio y tiempo son las formas de existencia de todo ser. Sólo es existencia la existencia en el espacio y el tiempo. La negación del espacio y el tiempo siempre es la sola negación de sus límites, no la de su ser. Una sensación intemporal, una voluntad intemporal, un ser intemporal, son absurdos. Quien carece de tiempo en general, carece también de tiempo y apremio para querer y para pensar.

La negación del espacio y del tiempo en la metafísica, en el ser de las cosas, conduce a las más perniciosas consecuencias prácticas. Sólo quien se coloca, dondequiera que esté, en el punto de vista del espacio y del tiempo, tiene también tacto y entendimiento práctico en la vida. Un pueblo que excluya el tiempo de su metafísica y divinice la existencia eterna, es decir, abstracta, separada del tiempo, también excluye, por consiguiente, de su política al tiempo y diviniza el principio antihistórico de la estabilidad, antagónico al derecho y a la razón.[...]

El filósofo tiene que incorporar al texto de la filosofía, lo que en el hombre no filosofa, lo que más bien está contra la filosofía, se opone al pensamiento abstracto; por consiguiente, lo que en Hegel es rebajado a mera nota. Sólo así la filosofía podrá devenir un poder universal, omnipotente, irrefutable e irresistible. La filosofía no tiene pues que comenzar consigo misma, sino con su antítesis, con la no filosofa. Este ser distinto del pensamiento, no filosófico, absolutamente antiescolástico en nosotros es el principio del sensualismo. [...]

La verdadera relación entre el pensamiento y el ser es únicamente la siguiente: el ser es sujeto el pensamiento es predicado. El pensamiento proviene del ser, pero no el ser del pensamiento. El ser es a partir de sí y por sí; el ser sólo es dado por el ser; el ser tiene en sí su fundamento, porque sólo el ser es sentido, razón, necesidad, verdad, en resumen, es todo en todo. El ser es, porque el no-ser es no-ser, es decir, nada, carente de sentido. [...]

La nueva filosofía, la única filosofía positiva, es la negación de toda filosofía de escuela, y pese a contener en sí misma la verdad de la misma, es la negación de la filosofía como cualidad abstracta, especial, es decir, escolástica. ella no tiene ni contraseña, ni lenguaje especial, ni nombre especial, ni principio especial; ella es el hombre pensante mismo, el hombre que es y se sabe como la esencia autoconsciente de la naturaleza, la esencia de la historia, la esencia de los estados, la esencia de la religión; el hombre que es y se sabe como la identidad real (no imaginaria) absoluta de todos los principios y contradicciones, de todas las cualidades activas y pasivas, espirituales y sensibles, políticas y sociales; el hombre que sabe que el ser panteísta, que los filósofos especulativos o más bien los teólogos separaban del hombre y objetivaban como un ser abstracto, no es más que su propia esencia indeterminada, pero susceptible de infinitas determinaciones. [...]

La filosofía tiene que unirse nuevamente con las ciencias naturales y las ciencias naturales con la filosofía. Esta unión fundada en una necesidad mutua, en una necesidad interna, será más duradera, más afortunada y fecunda que el maridaje que hasta ahora ha reinado entre la filosofía y la teología.[...]

La religión cristiana ha unido el nombre del hombre y el nombre de Dios en el nombre del hombre-Dios, y, por consiguiente, ha elevado el nombre del hombre a atributo del ser supremo. La nueva filosofía ha convertido, de acuerdo con la verdad, este atributo en substancia y el predicado en sujeto –la nueva filosofía es la idea realizada– la verdad del cristianismo. Más justamente, al contener en sí la esencia del cristianismo renuncia al nombre del cristianismo. El cristianismo ha enunciado la verdad sólo en contradicción con la verdad. La verdad no contradictoria, pura y no falsificada, es una verdad nueva -un acto nuevo y autónomo de la humanidad.