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Revisió del 22:25, 14 set 2016
Text original editat en castellà.
El principio de inducción matemática puede enunciarse del siguiente modo: si el número 1 tiene una propiedad, y puede probarse que cuando la tiene n la tiene n1, entonces la tienen todos los números enteros. Basándonos en él, demostremos el siguiente teorema: para todos los valores enteros de
Obviamente, es verdadero para n =1. Demostremos ahora que si es válido para el entero n, también lo es para (n1).
Si sumamos a ambos miembros (2n-1)2, o sea (2n1), obtenemos:
Pero b tiene la misma forma que a. Luego, hemos demostrado que si el teorema es verdadero para el entero n, lo es también para (n1). Ahora bien, para n=1 es verdadero; luego lo es también para n= 11, o sea 2; luego, también lo es para n= 21, o sea 3, y así sucesivamente para todo entero al que pueda llegarse por sucesivas adiciones de 1.
Text traduït al català (Traducció automàtica pendent de revisió).
El principi d'inducció matemàtica pot enunciar-se de la següent manera: si el número 1 té una propietat, i pot provar-se que quan la té n la té n1, llavors la tenen tots els nombres enters. Basant-nos en ell, demostrem el següent teorema: per a tots els valors sencers de
Òbviament, és veritable per a n =1. Demostrem ara que si és vàlid per al sencer n, també ho és per a (n1).
Si vam sumar a tots dos membres (2n-1)2, o sigui (2n1), obtenim:
Però b té la mateixa forma que a. Després, hem demostrat que si el teorema és veritable per al sencer n, ho és també per a (n1). Ara bé, per a n=1 és veritable; després ho és també per a n= 11, o sigui 2; després, també ho és per a n= 21, o sigui 3, i així successivament per a tot sencer al que pugui arribar-se per successives addicions d'1.
M. Cohen y E. Nagel, Introducción a la lógica y al método científico, 2 vols., Amorrortu, Buenos Aires 1979, vol. 1, p. 174-175. |
Original en castellà
El principio de inducción matemática puede enunciarse del siguiente modo: si el número [math]\displaystyle{ 1 }[/math] tiene una propiedad, y puede probarse que cuando la tiene [math]\displaystyle{ n }[/math] la tiene [math]\displaystyle{ n+1 }[/math], entonces la tienen todos los números enteros. Basándonos en él, demostremos el siguiente teorema: para todos los valores enteros de
Obviamente, es verdadero para [math]\displaystyle{ n =1 }[/math]. Demostremos ahora que si es válido para el entero [math]\displaystyle{ n }[/math], también lo es para [math]\displaystyle{ (n+1) }[/math].
Si sumamos a ambos miembros[math]\displaystyle{ (2_{n}-1)+2 }[/math], o sea [math]\displaystyle{ (2_{n}+1) }[/math], obtenemos:
Pero b tiene la misma forma que a. Luego, hemos demostrado que si el teorema es verdadero para el entero n, lo es también para (n+1). Ahora bien, para n=1 es verdadero; luego lo es también para n= 1+1, o sea 2; luego, también lo es para n= 2+1, o sea 3, y así sucesivamente para todo entero al que pueda llegarse por sucesivas adiciones de 1.