Accions

Recurs

Diferència entre revisions de la pàgina «Leibniz: l'harmonia preestablerta 1»

De Wikisofia

(adding es)
Línia 1: Línia 1:
 +
{{TextOriginal|es}}
 +
76
 +
 +
[...] Pero esto no era sino la mitad de la verdad: he juzgado, pues, que si el animal no comienza nunca naturalmente, tampoco termina nunca naturalmente; y que no sólo no habrá generación, sino tampoco destrucción entera, ni muerte tomada rigurosamente. Y esos razonamientos hechos ''a posteriori y ''sacados de las experiencias, se compadecen perfectamente con mis principios deducidos ''a priori ''anteriormente. (''Teodicea, ''§ 90''). ''
 +
 +
77
 +
 +
Se puede decir, por tanto, que no sólo el Alma (espejo de un universo indestructible) es indestructible, sino también el animal mismo, aunque su Máquina perezca frecuentemente en parte y abandone o reciba despojos orgánicos.
 +
 +
78
 +
 +
Estos principios me han proporcionado el medio de explicar naturalmente la unión o la conformidad del Alma y del cuerpo orgánico. El Alma sigue sus propias leyes, así como el cuerpo las suyas; y se encuentran en virtud de la armonía preestablecida entre todas las substancias, puesto que todas ellas son representaciones de un mismo universo. (''Teodicea, § ''340,352,353,358).
 +
 +
79
 +
 +
Las almas actúan según las leyes de las causas finales, por apeticiones, fines y medios. Los cuerpos actúan según las leyes de las causas eficientes o de los movimientos. Y los dos reinos, el de las causas eficientes y el de las causas finales, son armónicos entre sí.
 +
 +
80
 +
 +
Descartes ha reconocido que las Almas no pueden dar fuerza a los cuerpos, porque hay siempre la misma cantidad de fuerza en la materia. Ha creído, sin embargo, que el alma podía cambiar la dirección de los cuerpos. Pero esto era porque en su tiempo no se conocía la ley de la naturaleza que expresa la conservación de la misma dirección total en la materia. Si él se hubiera dado cuenta habría caído en mi Sistema de la Armonía preestablecida (''Teodicea, ''§ 32, 59, 60, 61, 62, 66, 345, 346 y ss., 354, 355).
 +
 +
81
 +
 +
Este Sistema hace que los cuerpos actúen como si (por imposible) no hubiera Almas; y que las Almas actúen como si no hubiera cuerpos; y que ambos actúen como si el uno influyera sobre el otro.
 +
{{TextOriginalSeparador|dev}}
 
{{RecursWiki|Tipus=Extractes d'obres}}{{RecursBase|Nom=Leibniz: l'harmonia preestablerta 1|Idioma=Español}}
 
{{RecursWiki|Tipus=Extractes d'obres}}{{RecursBase|Nom=Leibniz: l'harmonia preestablerta 1|Idioma=Español}}
 
76
 
76

Revisió del 22:45, 14 set 2016

Text original editat en castellà.


76

[...] Pero esto no era sino la mitad de la verdad: he juzgado, pues, que si el animal no comienza nunca naturalmente, tampoco termina nunca naturalmente; y que no sólo no habrá generación, sino tampoco destrucción entera, ni muerte tomada rigurosamente. Y esos razonamientos hechos a posteriori y sacados de las experiencias, se compadecen perfectamente con mis principios deducidos a priori anteriormente. (Teodicea, § 90).

77

Se puede decir, por tanto, que no sólo el Alma (espejo de un universo indestructible) es indestructible, sino también el animal mismo, aunque su Máquina perezca frecuentemente en parte y abandone o reciba despojos orgánicos.

78

Estos principios me han proporcionado el medio de explicar naturalmente la unión o la conformidad del Alma y del cuerpo orgánico. El Alma sigue sus propias leyes, así como el cuerpo las suyas; y se encuentran en virtud de la armonía preestablecida entre todas las substancias, puesto que todas ellas son representaciones de un mismo universo. (Teodicea, § 340,352,353,358).

79

Las almas actúan según las leyes de las causas finales, por apeticiones, fines y medios. Los cuerpos actúan según las leyes de las causas eficientes o de los movimientos. Y los dos reinos, el de las causas eficientes y el de las causas finales, son armónicos entre sí.

80

Descartes ha reconocido que las Almas no pueden dar fuerza a los cuerpos, porque hay siempre la misma cantidad de fuerza en la materia. Ha creído, sin embargo, que el alma podía cambiar la dirección de los cuerpos. Pero esto era porque en su tiempo no se conocía la ley de la naturaleza que expresa la conservación de la misma dirección total en la materia. Si él se hubiera dado cuenta habría caído en mi Sistema de la Armonía preestablecida (Teodicea, § 32, 59, 60, 61, 62, 66, 345, 346 y ss., 354, 355).

81

Este Sistema hace que los cuerpos actúen como si (por imposible) no hubiera Almas; y que las Almas actúen como si no hubiera cuerpos; y que ambos actúen como si el uno influyera sobre el otro.


Text traduït al català (Traducció automàtica pendent de revisió).


76

[...] Però això no era sinó la meitat de la veritat: he jutjat, doncs, que si l'animal no comença mai naturalment, tampoc acaba mai naturalment; i que no només no hi haurà generació, sinó tampoc destrucció sencera, ni mort presa rigorosament. I aquests raonaments fets a posteriori i trets de les experiències, es compadeixen perfectament amb els meus principis deduïts a priori anteriorment. (Teodicea, § 90).

77

Es pot dir, per tant, que no només l'Ànima (mirall d'un univers indestructible) és indestructible, sinó també l'animal mateix, encara que la seva Màquina pereixi freqüentment en part i abandoni o rebi despulles orgàniques.

78

Aquests principis m'han proporcionat el mitjà d'explicar naturalment la unió o la conformitat de l'Ànima i del cos orgànic. L'Ànima segueix les seves pròpies lleis, així com el cos les seves; i es troben en virtut de l'harmonia preestablerta entre totes les substàncies, ja que totes elles són representacions d'un mateix univers. (Teodicea, § 340,352,353,358).

79

Les ànimes actuen segons les lleis de les causes finals, per apeticiones, finalitats i mitjans. Els cossos actuen segons les lleis de les causes eficients o dels moviments. I els dos regnes, el de les causes eficients i el de les causes finals, són harmònics entre si.

80

Descartes ha reconegut que les Ànimes no poden donar força als cossos, perquè hi ha sempre la mateixa quantitat de força en la matèria. Ha cregut, no obstant això, que l'ànima podia canviar la direcció dels cossos. Però això era perquè en el seu temps no es coneixia la llei de la naturalesa que expressa la conservació de la mateixa direcció total en la matèria. Si ell s'hagués adonat hauria caigut en el meu Sistema de l'Harmonia preestablerta (Teodicea, § 32, 59, 60, 61, 62, 66, 345, 346 et seq., 354, 355).

81

Aquest Sistema fa que els cossos actuïn com si (per impossible) no hi hagués Ànimes; i que les Ànimes actuïn com si no hi hagués cossos; i que tots dos actuïn com si l'un influís sobre l'altre.

Monadología (Orbis, Barcelona 1983, selección de los párrafos 76-81).

Original en castellà

76

[...] Pero esto no era sino la mitad de la verdad: he juzgado, pues, que si el animal no comienza nunca naturalmente, tampoco termina nunca naturalmente; y que no sólo no habrá generación, sino tampoco destrucción entera, ni muerte tomada rigurosamente. Y esos razonamientos hechos a posteriori y sacados de las experiencias, se compadecen perfectamente con mis principios deducidos a priori anteriormente. (Teodicea, § 90).

77

Se puede decir, por tanto, que no sólo el Alma (espejo de un universo indestructible) es indestructible, sino también el animal mismo, aunque su Máquina perezca frecuentemente en parte y abandone o reciba despojos orgánicos.

78

Estos principios me han proporcionado el medio de explicar naturalmente la unión o la conformidad del Alma y del cuerpo orgánico. El Alma sigue sus propias leyes, así como el cuerpo las suyas; y se encuentran en virtud de la armonía preestablecida entre todas las substancias, puesto que todas ellas son representaciones de un mismo universo. (Teodicea, § 340,352,353,358).

79

Las almas actúan según las leyes de las causas finales, por apeticiones, fines y medios. Los cuerpos actúan según las leyes de las causas eficientes o de los movimientos. Y los dos reinos, el de las causas eficientes y el de las causas finales, son armónicos entre sí.

80

Descartes ha reconocido que las Almas no pueden dar fuerza a los cuerpos, porque hay siempre la misma cantidad de fuerza en la materia. Ha creído, sin embargo, que el alma podía cambiar la dirección de los cuerpos. Pero esto era porque en su tiempo no se conocía la ley de la naturaleza que expresa la conservación de la misma dirección total en la materia. Si él se hubiera dado cuenta habría caído en mi Sistema de la Armonía preestablecida (Teodicea, § 32, 59, 60, 61, 62, 66, 345, 346 y ss., 354, 355).

81

Este Sistema hace que los cuerpos actúen como si (por imposible) no hubiera Almas; y que las Almas actúen como si no hubiera cuerpos; y que ambos actúen como si el uno influyera sobre el otro.