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Siendo, pues, objeto de la voluntad el fin, la deliberación y la elección de los medios para el fin, las acciones relativas a éstos serán conformes con la elección y voluntarias. Y a ello se refiere también el ejercicio de las virtudes. Por tanto, está en nuestro poder la virtud, y asimismo también el vicio. En efecto, siempre que está en nuestro poder el no, lo está el sí; de modo que si está en nuestro poder el obrar cuando es bueno, estará también en nuestro poder el no obrar cuando es malo, y si está en nuestro poder el no obrar cuando es bueno, también estará en nuestro poder el obrar cuando es malo. Y si está en nuestro poder hacer lo bueno y lo malo, e igualmente el no hacerlo, y en esto consistía el ser buenos o malos, estará en nuestro poder el ser virtuosos o viciosos. Decir que nadie es malvado queriendo ni venturoso sin querer parece a medias falso y verdadero: en efecto, nadie es venturoso sin querer, pero la perversidad es algo voluntario. En otro caso debería discutirse lo que ahora acabamos de decir y afirmarse que el hombre no es principio ni generador de sus acciones como de sus hijos.
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Revisió del 09:42, 17 set 2016

Text original editat en castellà.


Siendo, pues, objeto de la voluntad el fin, la deliberación y la elección de los medios para el fin, las acciones relativas a éstos serán conformes con la elección y voluntarias. Y a ello se refiere también el ejercicio de las virtudes. Por tanto, está en nuestro poder la virtud, y asimismo también el vicio. En efecto, siempre que está en nuestro poder el no, lo está el sí; de modo que si está en nuestro poder el obrar cuando es bueno, estará también en nuestro poder el no obrar cuando es malo, y si está en nuestro poder el no obrar cuando es bueno, también estará en nuestro poder el obrar cuando es malo. Y si está en nuestro poder hacer lo bueno y lo malo, e igualmente el no hacerlo, y en esto consistía el ser buenos o malos, estará en nuestro poder el ser virtuosos o viciosos. Decir que nadie es malvado queriendo ni venturoso sin querer parece a medias falso y verdadero: en efecto, nadie es venturoso sin querer, pero la perversidad es algo voluntario. En otro caso debería discutirse lo que ahora acabamos de decir y afirmarse que el hombre no es principio ni generador de sus acciones como de sus hijos.


Text traduït al català (Traducció automàtica pendent de revisió).


Sent, doncs, objecte de la voluntat la fi, la deliberació i l'elecció dels mitjans per a la fi, les accions relatives a aquests seran conformes amb l'elecció i voluntàries. I a això es refereix també l'exercici de les virtuts. Per tant, està en el nostre poder la virtut, i així mateix també el vici. En efecte, sempre que està en el nostre poder el no, ho està el sí; de manera que si està en el nostre poder l'obrar quan és bo, estarà també en el nostre poder el no obrar quan és dolent, i si està en el nostre poder el no obrar quan és bo, també estarà en el nostre poder l'obrar quan és dolent. I si està en el nostre poder fer el bé i el dolent, i igualment el no fer-ho, i en això consistia l'ésser bons o dolents, estarà en el nostre poder l'ésser virtuosos o viciosos. Dir que ningú és malvat volent ni venturoso sense voler sembla a mig fer fals i veritable: en efecte, ningú és venturoso sense voler, però la perversitat és alguna cosa voluntari. En un altre cas hauria de discutir-se el que ara acabem de dir i afirmar-se que l'home no és principi ni generador de les seves accions com dels seus fills.

Aristóteles, Ética a Nicómaco, III, 5, 1112b (Centro de Estudios Constitucionales, Madrid 1985, p. 39).

Original en castellà

Siendo, pues, objeto de la voluntad el fin, la deliberación y la elección de los medios para el fin, las acciones relativas a éstos serán conformes con la elección y voluntarias. Y a ello se refiere también el ejercicio de las virtudes. Por tanto, está en nuestro poder la virtud, y asimismo también el vicio. En efecto, siempre que está en nuestro poder el no, lo está el sí; de modo que si está en nuestro poder el obrar cuando es bueno, estará también en nuestro poder el no obrar cuando es malo, y si está en nuestro poder el no obrar cuando es bueno, también estará en nuestro poder el obrar cuando es malo. Y si está en nuestro poder hacer lo bueno y lo malo, e igualmente el no hacerlo, y en esto consistía el ser buenos o malos, estará en nuestro poder el ser virtuosos o viciosos. Decir que nadie es malvado queriendo ni venturoso sin querer parece a medias falso y verdadero: en efecto, nadie es venturoso sin querer, pero la perversidad es algo voluntario. En otro caso debería discutirse lo que ahora acabamos de decir y afirmarse que el hombre no es principio ni generador de sus acciones como de sus hijos.